Cancún como destino y como marca
turística ha logrado un posicionamiento como pocos en el mundo; Riviera Maya,
su hermana menor, ha logrado en poco más de 15 años consolidarse en el gusto de
los viajeros nacionales e internacionales; no por nada, estos dos destinos
reciben cerca de 7 millones de turistas al año, que buscan sol, playa,
descanso, diversión y pasar unos días olvidados de su realidad.
A pesar de que cada uno de estos
destinos tiene un posicionamiento “diferenciado”, ambos llevan el mismo modelo,
un modelo de masas que genera grandes beneficios económicos a nivel macro y en
lo privado, pero que conlleva sus problemas ambientales y sociales, los cuáles
son de todos conocidos. Y no es exclusivo de esta zona, en general, el modelo
de desarrollo en México sigue esta misma línea; basta voltear a ver los Cabo
Cortés, los Escuinapas, los Isla Blanca, entre otros. Modelos que integran en
una cadena rentable a la gran hotelería, los tour operadores con enlaces en
mercados de origen, líneas aéreas y algunos pocos prestadores de servicios
locales; un negocio cerrado que se pacta incluso antes del inicio de operación
de los desarrollos, o la entrada de líneas de crucero.
No se si el modelo es bueno o
malo, hay mucha discusión al respecto y a mi me parece que se pueden descubrir
fácilmente beneficios y perjuicios; lo que es cierto, es que este modelo no fue
concebido ni está pensado para generar un verdadero desarrollo local, para
beneficiar a la comunidad ni para impulsarla económicamente, para crear PYMES,
para fomentar el consumo de productos locales, para integrar proyectos pequeños
en la cadena de valor, para luchar realmente contra la pobreza.
Hace exactamente un mes fui
invitado por la organización Amigos de Sian Ka’an a trabajar en un proyecto que
busca generar un “nuevo destino turístico” en Quintana Roo; si, como lo oyen,
un nuevo destino turístico, con su marca, con su posicionamiento y con sus
lineamientos de desarrollo; lo innovador, es que sea totalmente distinto a sus
hermanos mayores, incluyendo Cancún, Riviera Maya, Costa Maya y otros más. Un
nuevo destino en la zona más rica natural y culturalmente de este Estado, la
zona centro, con la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an como joya de la corona
y la cultura maya viva, la historia y la selva en sus alrededores; lo
innovador, es que busca generar desarrollo regional, impulsar proyectos de base
comunitaria, integrar comercialmente proyectos pequeños y crecer ordenada e
inteligentemente, generar flujo de turistas conservando los recursos, quitar la
presión a la Reserva de la Biosfera y hacer del turismo un verdadero motor del
desarrollo local.
Buen reto, ¿no?
Y las preguntas que surgen son,
¿por donde empezar? ¿A quién sumar a esta iniciativa? ¿Con quién aliarse y cómo
impulsar algunas inercias que se están dando?
Bueno, el primer paso ya está
dado. El Banco Interamericano de Desarrollo, aquella institución que durante
muchos años financió grandes proyectos de infraestructura, ha apostado por la
zona y por poner una pequeña semilla para empezar a trabajar en este sentido; a
nivel local hay también mucho interés en el tema y proyectos ya consolidados
que buscan traspasar una barrera comercial importante, y la teoría dice que el
mercado de productos turísticos ligados a la naturaleza está creciendo día a
día, incluyendo los viajes de ecoturismo, de turismo rural, el turismo científico,
el voluntourism (viajes de voluntariado) y otras manifestaciones similares.
Sin embargo, también hay retos
importantes y algunas preguntas iniciales que resolver, y que espero en el
transcurso de estos próximos meses y años (ya que estos procesos son a mediano
y largo plazo) vayan resolviéndose. Sin embargo, haciendo un ejercicio de
transparencia y buscando las aportaciones de los lectores, aquí les planteo las
que me parecen las más importantes:
- ¿Cómo generar lineamientos de política pública para impulsar la zona, pero evitar los impactos que se han generado en el norte?
- ¿De que forma conservar la Reserva de la Biosfera pero también utilizar su nombre y posicionamiento como atractor de turistas, como sucede en otras partes del mundo?
- ¿Cómo beneficiar a las comunidades aledañas a la Reserva, que dan servicios de ecoturismo, pero que también tienen interesantes proyectos productivos
- ¿Cuál debe ser el posicionamiento de la región? ¿Naturaleza? ¿Cultura viva? ¿Zona Maya? ¿Historia y Guerra de Castas?
- ¿Cómo alinear las políticas públicas estatales y a los organismos de promoción para promover la zona?
- ¿Cómo romper la barrera comercial entre los pequeños grupos comunitarios y el mercado turístico, que tiene sus peculiaridades?
- ¿Cuál debe ser la visión a largo plazo de la región? ¿Cómo usar los instrumentos de política pública para llegar a ella?
Seguramente este proyecto será un
primer paso para generar una bola de nieve que logre impulsar la zona, generar
flujos de turistas conscientes y solidarios, beneficiar a los pequeños
productores y sobre todo, generar un ejemplo de cómo hacer un turismo
diferente, como cambiar modelos, como (aunque se oiga trillado) pensar fuera de
la caja, romper esquemas y cambiar el tan famoso “Business as usual”.
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