domingo, 8 de julio de 2012

YO NO VOTÉ POR USTED SEÑOR PEÑA NIETO - REFLEXIONES DE UN CIUDADANO


Soy un simple ciudadano enamorado de este país llamado México, un país grande por lo que respecta a su gente, a sus recursos naturales, a su riqueza cultural y a su patrimonio histórico; a veces demasiado grande creo yo para nuestra clase política.

Sin embargo, la presente no pretende ser una crítica a las instituciones, a los políticos, al sistema democrático nacional ni al resultado de las últimas elecciones del País, porque de eso creo que ya hemos tenido mucho en los últimos días. No conozco persona que no se haya quejado del resultado de las elecciones, de la compra de votos, de lo excesivo de los gastos de campaña, de las televisoras, de los encuestadores, de la izquierda que no reconoce los resultados de la elección, del movimiento “Yo soy 132”, de las manifestaciones, de la guerra contra el narco y sus nefastos resultados, de nuestra decisión de mantener a partidos pequeños que a su vez son grandes negocios, de la pobreza en que vivimos, del estancamiento de la inversiones, y de muchas otras cosas que pasan en nuestro país, y en particular en el estado en que vivo, Quintana Roo.

No, esto no es una crítica, ni a la derecha, ni a la izquierda, no a los rojos, verdes, amarillos o azules. Es una reflexión muy sincera de nuestro papel como ciudadanos.

Esta carta solo pretende ser un ejercicio escrito de lo que creo que, a nosotros como ciudadanos nos toca  jugar en los próximos seis años, en los próximos doce, dieciocho, veinticuatro o los que nos permita la vida vivir en México o fuera de él.

Soy un simple ciudadano, que trata de hacer lo mejor por la tierra que adora, de la cuál ha vivido lejos y en la cuál ha estado muy de cerca; que trata de incidir para que las cosas mejoren, que separa su basura en su casa, que se involucra en proyectos locales, que lee, que trata de educar a sus alumnos y trata de inculcar con todo aquel que con el que convive el amor y el respeto por los demás, que se preocupa por la falta de equidad, por la falta de empleo, por la pobreza, por la desigualdad social, por el respeto a los animales, por el cuidado del medio ambiente, en fin, que se preocupa y trata de ocuparse lo más posible por este México que le duele, que le entristece, pero también del que le hace vibrar y sentir muy orgulloso.

Y esto es lo que me ha llevado a escribirle esta carta, que probablemente nunca lea, pero que espero que quienes la lean puedan con sus acciones hacerle saber a usted, y a la clase política de este país, que como ciudadanos tenemos una obligación tanto constitucional y moral de construir el país que todos queremos.

Usted será el presidente de este Mi México los próximos seis años; gobernará a más de 100 millones con base en la voluntad de solo 16, porque así se lo permite la estructura democrática que hemos construido, o que hemos dejado que se construya.

Y a pesar de no haber votado por usted, tengo la obligación de decirle que trabajaré por que este México, que es tan suyo como mío, vaya para adelante, no se estanque, no se apague, no se congele, no se vuelva un país que no avanza.

Yo le prometo que seguiré trabajando con base en mis ideales, lo que me inculcaron mis padres, lo que con el tiempo he aprendido y con lo que creo que se merece este país: honestidad, dignidad, aplomo, ganas de cambiar las cosas, empuje y tolerancia, porque creo que no hay otra forma.

Y probablemente sería suficiente a los ojos de algunos pedirle que usted haga lo mismo, que trabaje por este México que a pesar de parecer que es de unos cuantos, nos pertenece a todos; pero creo que no es suficiente, creo que exigir, cruzarse de brazos, cerrar los ojos y quejarse después de dos, tres o seis años no ayuda a nadie.

Le prometo que seguiré de cerca sus decisiones, sus acciones, sus propuestas y proyectos, las suyas y las de su gabinete, la de nuestros “representantes” en las Cámaras de Diputados y Senadores federal y estatales, de nuestros Regidores, de nuestros Gobernadores y Presidentes Municipales, y sé que en algunas estaré de acuerdo y en otras no, pero de lo que si estoy seguro es que ya sea una u otra, seré lo suficientemente responsable para que ustedes sepan si estoy o no de acuerdo con ellas.

¿Cómo? Haciendo marcación personal a nuestros legisladores, conociendo a detalle sus propuestas, participando activamente en la política pública en los temas que me interesan: turismo, medio ambiente, cambio climático, equidad, democracia, derechos humanos, bienestar animal, entre muchos otros generales y por supuesto, en los locales que me conciernen.

Como ciudadano de este país maravilloso, me comprometo a salvaguardar los intereses del mismo; probablemente usted dirá bueno, es uno, perdido entre muchos otros a los cuáles no les interesa su país y no votan, o no participan, o tratan de desestabilizar, o intentan sacar provecho de sus puestos y sus cotos de poder que nosotros mismos les hemos permitido tener. Pero, ¿se imagina que se encontrará no con uno, sino con muchos como yo? ¿Con personas comprometidas que sigan paso a paso las acciones de su gobierno con un punto de vista crítico y que se atrevan a dar a conocer abiertamente sus puntos de vista? Creo que entonces sí tendríamos un nuevo México, un nuevo país.

Me comprometo, como lo he hecho hasta ahora, a pagar mis impuestos, a mantener limpia la entrada de mi casa, a ser un ciudadano civilizado, a ayudar a los demás, a protestar cuando las cosas no me parezcan, a conocer a mis representantes, a mejorar mi ciudad, a proteger el medio ambiente, a promover el turismo sustentable, a informarme, a apagar la tele y leer más, a promover la reflexión entre mis iguales, a amar a México y a luchar por él, para que podamos tener el país que soñamos, el país que anhelamos, el país que nos merecemos, porque sí, vaya que hay muchos que nos merecemos un mejor país, mejores autoridades, mejores leyes, mejores gobernantes, mejores sistemas de impartición de justicia, un país de avanzada, que conserva sus recursos naturales, cuyas inversiones generen beneficios sociales, donde el campo avance, donde las comunidades más alejadas puedan salir adelante, donde podamos vivir en armonía y donde haya paz.

Yo no voté por usted señor Peña Nieto, sin embargo, usted será los próximos seis años la cara de este país que quiero, y para el cuál quiero lo mejor. Y por esta razón yo (y espero que muchos más) me comprometo a luchar incansablemente por mejorar mi país, mi estado y mi ciudad.

Me gustaría pedirle lo mismo, pero no lo haré hoy, lo haré con mis acciones diarias, desde mis trincheras, los próximos seis años y los que me queden por vivir.

Vicente Ferreyra Acosta

Julio de 2012