lunes, 4 de julio de 2011

VIENDO HACIA EL FUTURO DE TULUM

Tulum, uno de los destinos mejor planeados del mundo. Gran visión, ¿difícil la implementación?

Después de casi año y medio de silencio editorial, he decidió volver a escribir sobre estos temas que me apasionan y que son el pan de cada día, temas que vivo (y a veces sufro) a diario, temas que son recurrentes en foros, talleres, reuniones y workshops, pero no solo eso, también temas de discusión constante entre bocadillos, cafés, cervezas, martinis de albahaca  o botellas de vino (depende el grupo, edad y sobre todo la ciudad o destino de que se trate, porque eso sí, hasta en eso cada sitio tiene su diferenciación).

Y decido regresar a esto no porque tenga muchas cosas que decir, más bien porque tengo muchas dudas que resolver, y la escritura, si no necesariamente me resolverá esas dudas, si puede ser una buena catarsis para compartir las frustraciones que tiene alguien como yo, que trabaja en la conservación, pero que está consciente del potencial de un sector como el turismo para generar “desarrollo” - un desarrollo bien entendido, no como nos lo han querido vender desde hace años-.

En fin, que moviéndome entre temas muy esperanzadores (la conciencia ambiental, la participación de la población en iniciativas ambientales y el potencial de las redes sociales para pasar la voz de la importancia del medio ambiente) y en otros más álgidos (como la sobredensificación hotelera, la pugna por los manglares y la política pública dura y pura), me encontré el viernes pasado en un evento que llamó poderosamente mi atención:

Una convocatoria de un grupo de ciudadanos (impulsados por el sector empresarial) que están buscando desarrollar un “nuevo Tulum”, que pugnan por convertirlo en un “generador de desarrollo regional”, por proponer “baja densidad habitacional y alta calidad de vida”, por “evitar cometer los mismos errores que sus vecinos del norte” y por “cambiar el modelo actual de turismo” convirtiendo a Tulum en “uno de los destinos mejor planeados del mundo”.

El grupo Unidos por Tulum, el pasado viernes 1 de julio, con la presencia del Gobernador de Quintana Roo, la Presidenta Municipal de Tulum, legisladores, empresarios, ONG’s locales y regionales, comunidad local (bueno, al menos la que pudo acercarse al hotel donde se llevó a cabo el evento) firmaron la “Declaración Unidos por Tulum”, invitando a toda la sociedad a sumarse en este esfuerzo de visualizar, y sobre todo construir, un Tulum diferente.

Quienes conocemos Tulum desde hace algunos años, quienes lo han visitado una vez, quienes son habitantes nuevos y antiguos, o quienes no lo conocen pero alguna vez han escuchado a algún conocido hablarles de la Zona Arqueológica, las ruinas mayas, los hoteles boutiques, los SPA´s, la buena onda y buena vibra, la vecina Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, no podemos estar más de acuerdo en el concepto, y aplaudimos la decisión de plantear una visión conjunta y lograr un nuevo Tulum, un Tulum modelo que se replique y genere un desarrollo diferente… bueno, que al menos genere desarrollo.

Para mí, a veces emocionado porque creo que pueden cambiarse las cosas pero muchas otras veces “Grinch” con estas iniciativas que he visto caer algunas tantas veces, me quedan dos cosas en la cabeza después de asistir a tan importante reunión: la primera, un profundo compromiso de involucrarme hasta donde sea posible y poner todo de mi parte para que Tulum logre este objetivo, y la segunda (que puede ser algo muy cultural del mexicano), una sensación de “uff parece casi imposible”, sobre todo pensando en la construcción del nuevo aeropuerto de la Riviera Maya, en que en la mesa de Presidium estaban los mismos que construyeron hoteles en el Parque Nacional Tulum y en que al pensar en un destino turístico “modelo de sustentabilidad” no hago más que encontrar vacíos y vacíos en mi cabeza y en la memoria colectiva del desarrollo de este país.

Por otro lado, creo firmemente en los grupos de organizaciones civiles que trabajan en la zona y que han logrado (como no ha pasado en otros destinos) insertarse fuerte con el sector que toma decisiones y han también logrado avances importantes en temas torales como la protección de los acuíferos.

La reflexión me lleva a identificar cinco retos que tenemos todos los que queremos esta región y que vemos en Tulum uno de los últimos bastiones para luchar por un turismo menos agresivo ambiental y socialmente hablando; estos retos son:

1. Planear en función de la demanda y no de la oferta, e identificar bien esa demanda. Claro que siempre habrá demanda para llenar los cuartos de hotel (finalmente no será tan difícil tener un pedacito del pastel de los 1,600 millones de turistas que viajarán por el mundo en el 2020), sin embargo, la diferenciación debe estar basada en cumplir expectativas de esa demanda, que además debemos diversificar. Y por supuesto, no olvidar la DEMANDA LOCAL, la ciudad, el personal que trabaja y hace de Tulum lo que es ahora y que generalmente es olvidado (junto con sus expectativas y necesidades) en el proceso.

2. Ser competitivos… ¡y medirnos como tal! Medir el éxito del destino no solo con llegada de turistas sino con bienestar social, educación, salud, empleo de calidad, protección de áreas, legislación local, políticas públicas, entre otros. Una buena base para desarrollar indicadores debe ser el Índice de Competitividad de Viajes y Turismo desarrollado por el Foro Económico Mundial desde 2007, y que aunque evalúa países, conceptualmente es muy bueno en la medición de la Competitividad Turística.

3. Crear un grupo sólido de implementación de objetivos, estrategias y acciones. Es bien sabido que somos muy buenos para la planeación, pero para ejecutar adecuadamente y medir la ejecución aún nos falta. Si desarrollamos buenos indicadores, como se plantea en el reto anterior, pero más aún, les damos seguimiento y creamos un grupo fuerte para ello, que tenga el poder suficiente para señalar fallas e impulsar el cumplimiento de los objetivos, tendremos ya un camino avanzado.

4. Atender los temas prioritarios con un sentido de transversalidad.
En especial los temas de adaptación al cambio climático, economía verde, desarrollo bajo en carbono, desarrollo local y lucha contra la pobreza no pueden verse desde la óptica de una secretaría o un ente de gobierno, sino de todas las decisiones en general.

5. Identificar y subsanar las necesidades básicas de la población, creando mecanismos para no “abandonar” al municipio en esta tarea. Si bien es cierto que es “obligación y derecho” del municipio incidir en el desarrollo urbano, la gestión de residuos, dotar de servicios básicos a la población, entre algunos otros, es muy claro que el municipio NO tiene ni tendrá la capacidad para resolverlo (y no por un tema de capacidad real, sino por la velocidad del crecimiento de estas ciudades ligadas al desarrollo turístico). Y pasar eso por alto en un Tulum, con la fragilidad ambiental que tiene, sería desastroso.

Seguramente habrá muchos retos más, pero si logramos atender estos en el corto plazo, con una buena visión a largo plazo, creo que mucho habremos avanzado para lograr aquello que “Unidos por Tulum” busca para la zona:

“Proponemos una nueva visión para Tulum, dirigido por los ejes de la cultura y la naturaleza, que sea económicamente rentable y competitivo, socialmente responsable y cohesionado, tecnológicamente factible y ambientalmente sustentable, integrando los valores de la cultura y la sociedad maya, logrando una identidad y espíritu propio”

¿Quién dice yo?

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